Julio ha sido un mes marcado para mal por las consecuencias económicas que ha dejado una crisis sanitaria que no solo no acaba de desaparecer, sino que parecen intensificarse por momentosa.
Además, el séptimo mes de este atípico 2020 ha visto el bronco enfrentamiento entre los transportistas y sus clientes y, a la vez, las posibilidades que ofrece cualquier negociación para intentar buscar soluciones alternativas a los conflictos.
Lo cierto es que si la pandemia ha tenido algo bueno para el sector del transporte es que ha conseguido reforzar la imagen pública del sector, algo que supone un chute de autoestima para una actividad económica que realmente lo necesita, porque su confianza está bajo mínimos.
De igual modo, por este mes atípico (otro más) también ha pasado de punta a punta el problema de los peajes para camiones, con sentencias que no se aplican y con nuevos proyectos que llegan a nuevas comunidades autónomas o que extienden en otras veteranas como Guipúzcoa.