A las multinacionales que fabrican en China la mayor parte de su producción para los mercados de todo el mundo les ha costado décadas construir unas cadenas de suministro extraordinariamente eficientes que les han permitido aprovechar los menores costes de producción que les ofrece el gigante asiático.
Sin embargo, todas estas estrategias logísticas desarrolladas con gran trabajo y que ha supuesto la irrupción de cadenas muy alargadas y complejas que han tenido que aprovechar todo el potencial de las tecnologías de la comunicación para funcionar adecuadamente podrían estar en peligro por la guerra comercial que desde hace un par de años tienen en marcha China y los Estados Unidos.
El presidente norteamericano presiona para las empresas norteamericanas que fabrican en China dejen el país asiático, aunque el coste de este cambio se antoja excesivo, tanto en su cuantía, como en el impacto que tendría sobre la propia producción y su posterior distribución a otros mercados internacionales.
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