Parece que no todos están contra el uso del diésel como combustible de automoción y que, además, algunos se atreven a criticar medidas políticas que pretenden arrinconar este combustible en una transición energética de la que se discuten sus plazos apurados y el carril único que parece imponerse.
Nadie pone en duda que es necesario tomar medidas contra el cambio climático, pero conviene calcular el impacto de lo que se propone, no solo desde un punto de vista medioambiental, sino también en términos económicos y de empleo.